Todos los pocos de patria
Orlando Luis Pardo Lazo
Cuando vino mi abuela
trajo un poco de tierra española.
Cuando se fue mi madre
llevó un poco de tierra cubana.
Yo no guardaré conmigo ningún poco de patria:
la quiero toda
sobre mi tumba.
CARILDA OLIVER LABRA (1926-2018)
Cuando parecía
que nunca iba a morir, ha muerto Carilda Oliver Labra. Tenía 96 años.
Para ser una
poeta cubaba, había vivido demasiado.
Vio mundos
enteros hacerse añicos en su natal Matanzas, gracias al frenesí energúmeno de
la Revolución, capaz de desbaratarlo todo. Incluida la eternidad.
Asistió al
holocausto geriátrico de más de una generación. Al final, ya todos sus
contemporáneos eran cadáveres. Éramos cadáveres.
Amó como una
perra, como una caballa. También, como una libélula. Porque fue hembra como
ella sola. Mujer a matarse, mujer de amarrar. Y tardará siglos para parir en la
Isla a otra hembra así.
Carilda Oliver
Labra, yo te quería.
Con tus
versitos del Ché y Fidel y todo, no me importa. Pero el amor es más grande. Pero
el amor es más grande.
Con tu sonrisa
de estrella porno profesional, de diva provinciana.
Con tu
condescendencia para los cubanos que te singaron a la burdajá, porque el
castrismo los convirtió en seres solos y desesperados. Sin Dios y sin Estado. Hombres
sin alma, abandonados a sus delirios solipsistas de semen y solidaridad.
Con tu
orfandad de hijos. Sé por fin ahora mi madre. Y ámame desde la muerte, mamá. Mira,
que ya te extraño.
Con tu bahía
de azul coagulada en cada uno de tus ojazos. Una bahía tan abierta como tus
patas, aortas abiertazas al estilo de la bahía no tan geográfica como
espiritual de Matanzas.
Yo te quería,
Carilda del corazón anacrónico con que exilio ergo existo, con todos los pocos de patria que por fin ya están completos
sobre tu tumba.
Mientras los
desconocidos cubanos esperábamos aspaventosamente el fin de la Revolución, tú
te estabas muriendo en un silencio hecho de vida y verdad. Y este miércoles de
las madrugadas con manantiales de Matanzas, nadie mejor que tú lo sabía.
Descansa en
poema, mi amor.
Mi novia de la
otra vida.